y si hoy fuera treinta de Diciembre

Tengo ganas de llamarte.
Esa sensación de decirte que no quiero perdonarte nunca, para nunca olvidarte. Por mi tripa suena en los cascos y mi cabeza vuela a Inglaterra. Acuérdate del día que nos conocimos, el que nos prometimos amor fugaz y amistad eterna. Recuerda cómo fue, cómo lo pasamos, las historias que siempre contábamos. Piensa en cuando hablabas de mi, en cuando se te llenaba la boca por decir que tú y yo éramos dos. Por decir que el resto se tenían que comer eso, que no valía la opinión de nadie en esta absurda familiarización de personas en las que nadie comparte sangre. Huele a playa y a césped mojado, ¿Lo ves? ¿lo recuerdas? Me viene la imagen del campo de rugby vacío y cuatro personas saltando sin pensárselo.
'Si te preguntan, dices que has venido a por esto' fue un curioso comienzo para una relación tan excesivamente peculiar, tan extraña como bonita, tan verdadera, tan increíble.
Quiero hablarte. Decirte que ha pasado mucho tiempo ya, que apenas me acuerdo de las veces que me llamabas terremoto. Contarte que mi vida ha cambiado, que ahora tengo un novio que ha conseguido tenerme dónde nadie, que la carrera ya me gusta más y los exámenes van algo mejor, que mis padres a veces preguntan por ti, por cómo acabó todo de golpe y porrazo. También decirte que claro, que te echo de menos, que no hay tanta gente a la que llamar a las cuatro de la mañana para desahogarse, que no todo el mundo tiene gatos que hacen ruidos de oveja, que nuestro postureo y llamarnos lugar favorito del mundo es algo que sólo puedo hacer contigo.
Necesito contarte lo muchísimo que te añoro. Y que sepas que yo me he puesto al día con mis fantasmas, que he empezado a plantearme la vida de distinta forma, que ahora empiezo a cuidarme pero que sigo teniendo viejas malas manías que no me consigo quitar. También he de confesarte que he mirado cómo te va, que miro tus fotos, que tengo la fecha apuntada del día en el que tengo que felicitarte por aguantar un año más. Que felicidades, que he oído que te has graduado. Y que tu novia parece simpática, es mona y si es verdad que te hace feliz, es perfecta. Que me alegro tanto por todo que me muero por darte un abrazo.
Pero claro, no puedo. Porque si fuera un mal de amores siempre podría volver atrás, pero perder a un amigo, a quién llamabas hermano... Eso pocas veces tiene vuelta de hoja.



Comentarios

Entradas populares